José Arturo Motta Sánchez

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Licenciado en Filisofía por la UNAM, maestría en historia de México por la UNAM, Doctor en Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Profesor investigador de la DEAS-INAH.
) Su producción de investigación se ha enfocado a aportar elementos que contribuyan a dilucidar qué tan particular pudo ser la forja del herramental cultural de los africanos subsaharianos llegados a la Nueva España y su concomitante legado: oblicuo o directo vía su hibridismo biocultural, a la forja de la otrora “cultura nacional” mexicana.
Varios de los resultados alcanzados, a la inversa de como opinó el Dr Aguirre Beltrán, tienden a mostrarles como singularidades culturales; aún así solo fuera bajo el mínimo considerando, o escrutinio, del sumamente restrictivo prisma del fenotipo. El cual, sin embargo, puede ser rebasado ampliamente, como se ha hecho, si su presencia se mira desde el punto de vista historiográfico, o en diacrónica retrospectiva: ya sea observándole desde una atalaya meramente parroquial; o bien, desde la de un universo mayor, diacrónico; el del negro colonial.
De ello deriva que tanto en la época virreinal como en la del siglo XIX los subsaharianos y sucesores diversos, formaron contingentes poblacionales singulares no necesariamente homogéneos. Mas si  productores, directos o indirectos, de una reputación: exaltada o peyorativa en la conciencia alteroidentificacional de los diversos grupos subalternos contemporáneos o, “calidades” de su bioentorno. Axiología funcional tanto de su inserción en determinadas ramas de la producción social (económica, de defensa, comunicacional); derivadas del papel social adjudicado a su particular fenotipo. Emergiendo así en una singularidad cultural, para sí y para otros, o lo que es lo mismo, hetero y autoidentificacional, señero pilar en el devenir de su vida social.
Imagen e imaginario que, posteriormente en el decurso temporal, fue insensible legado subyacente para la forja o construcción de la ideología nacionalista del “mexicano” de la primera mitad del siglo XX. Entre otros, particularmente, en los binomios: el charro y la charrería, al lado de sones y fandangos. Así como provisores de relevantes elementos de la parafernalia para el festejo de día de muertos, la taumaturgia y la tauromaquia. Sin dejar de lado su contribución a la crematística globalización económica del período moderno, merced a la manufactura en las hornazas de la casa de moneda novohispana del peso de plata; sin obviar se aporte al léxico, mayormente bantú, del “pelado”; y sin descuidar que también contribuyó a la forja de geónimos nacionales.


Población negra novohispana, rescate y análisis de archivos parroquiales para el mismo período y delimitación geohistórica del uso del nombre Guadalupe en la antroponimia novohispana en pueblos de habla mexicana.